Pueblo marinero donde las tradiciones se mezclan con el olor del mar. Envuélvete entre sus calles y sus gentes, su lonja de pescadores, las almenas, fortificación defensiva a la entrada del Puerto, el paseo del Baluarte, bordeando el mar.
El Mirador de la Riva nos recuerda los tiempos balleneros.
El campo de la Atalaya con su Ermita Blanca, refugio de la Virgen de la Atalaya, guía a las lanchas al entrar a puerto para vender su faena al atardecer.